Cara a cara con el tigre

Por David G. Medina
Ejercer el periodismo deportivo tiene muchas cosas buenas. Viajes, amistades, pasión por lo que se hace e incluso cierto reconocimiento. Y sus cosas malas, no se crean. Pero también tiene aspectos que trascienden lo bueno para convertirse en maravillosos. Este periodista, que se gana la vida viviendo en rojiblanco en Marca, destaca entre sus labores que puede decir que ha entrevistado, cara a cara, en la intimidad que dan 20 minutos a solas, hasta en dos ocasiones a uno de los futbolistas más grandes del momento, Radamel Falcao.

El Tigre, voraz e insaciable cuando se afila las garras para saltar al campo, troca en 'gatito' en las distancias cortas. Entiéndalo en el sentido positivo, pues no es normal encontrarse a jugadores de este nivel con la humildad y el sentido común que desprende Radamel cuando estás a solas con él.

Alejado del prototipo de jugador caprichoso, tan habitual, Falcao entiende el fútbol como lo que es, un deporte en el que sin ayuda no eres nadie. Vamos, jamás tendrá problemas con compañeros por no ayudarle a lograr el Pichichi o dejara de celebrar un gol por estar triste.

Quizá los valores que le inculcó su ahora polémico padre y ex jugador, Radamel García, influyeran en ello. O salir pronto de Colombia, su adorado país, para hacerse un hueco en el fútbol profesional en Argentina. Quizá la suma de ambas cosas, pero lo único claro es que Falcao se sale del molde no sólo en el campo, también fuera de él.

Los que señalaban a Gil Marín por pagar 40 millones por él ahora callan; los que decían que se le fichó por la excelente relación con Jorge Mendes están escondidos; los que argumentaban que sólo valía para rematar se tapan, mientras Falcao se dedica a hacer algo mejor que nadie en el mundo, marcar goles, la salsa del fútbol.

@medinamarca