El ridículo Costa continúa. Es difícil explicar, quizá imposible. El resumen es el siguiente: Costa quiere ir con Brasil, le llaman, debuta, su familia tira petardos y vuelve al Cerro triste porque no se adapto a Scolari, vestuario y demás. Fuera en la lista de la Confecup.
Sigue jugando, sigue marcando y sigue sin ir con Brasil. Del Bosque le mira, pregunta y Diego dice: Si. Como novia celosa, Scolari piensa que lo que no le valía ya le vale, y lo que no le gustaba ahora le encanta, un clásico sentimental para los feos como yo.
Mientras, el jugador tocado anímicamente, se debate entre su corazón y su cabeza. Le dio su palabra a la RFEF pero no quiere traicionar a la CBF. Y mientras... El silencio. La imagen de macarra que tenia el brasileño ha mudado como la piel de serpiente. Ya no es un macarra... Sólo un macarra. Ahora es un macarra que ha jugado con dos selecciones en su beneficio. Yo no lo pienso... La gran mayoría si.
Os podría hablar de las virtudes personales del jugador o de lo intenso que entrena estos días o de la entereza que muestra... Lo siento, no puedo, ni yo ni nadie. La prensa está demasiado lejos en Majadahonda... Lo que me cuentan es que esta sufriendo porque quiere hablar y o no puede o no debe. Se debate entre sus sentimientos de amor hacia Brasil y su cariño hacia España.
TIC, TAC... El tiempo pasa, su imagen empeora y él no se decanta. Scolari enreda y Del Bosque duda, duda porque el circo es patético e innecesario. Lo único bueno es que ya queda menos...
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