Con dos cajones

Lo primero es lo primero... pido perdón. Indecente mi comportamiento para con este rinconcito en el que me desahogaba y os entretenía y que he desatendido de mala manera. Os escribo desde Milán, capital de la moda (y yo con estas pintas).

Sentado en el avión, a eso de las ocho de la mañana, escuchaba una conversación entre dos hinchas que decían haberse gastado parte de sus ahorros en ese viaje. Fútbol, bendita locura. Y aquí estoy, pensando en el partido de San Siro, en ese duelo que si uno estudia detenidamente debe superar el Atlético de todas, todas y en esos chicos que ya iban con ganas de gritar.

La historia no juega, sólo impone. Charlando con algún jugador, lo tienen tan claro que asusta. "Ganamos" aseguran casi olvidando que son 180 minutos y no 90. Gran noticia, la ambición es el primer paso para conseguir objetivos, no solo en el fútbol, también en la vida.

Futbolísticamente, quitarme de nuevo el sombrero con Simeone. No deja de impresionarme su manera de ver el fútbol. Sin Diego, sin Villa. Con dos cajones (no me dejan poner tacos). Meritocracia, que diría el ínclito Mourinho. Raúl García te garantiza dos ocasiones por partido y si marca una, los deberes ya están a la mitad. Diego está muy lejos de ser desequilibrante y Villa jugará en el Calderón, estoy convencido. Lo fácil seria poner a ambos, sentar a Raúl, `fumarte` a Koke y evitar caritas de estrella despechada pero... Simeone soló piensa en ganar, no en agradar. Por eso, si fuera ese hincha que sonreía amargamente pensando en los 700 euros que se estaba dejando por ir a Milán dos noches, estaría tranquilo.

Como no soy una de esas veletas periodísticas que giran tanto que algún día me sacan un ojo, queda escrito. Si el Atlético pierde, seguiré pensando que la mejor decisión posible era jugar sin Villa y Diego (lo sé, estaré más sólo que Tom Hansk en 'El Naufrago').