El argentino es en el Atlético lo que fue Guardiola en el Barça. Las diferencias futbolísticas son evidentes pero en la actualidad Simeone es la luz que alumbra a los colchoneros y al club. El Calderón le venera, en el palco le admiran por su capacidad para armar un equipo y en el vestuario... el vestuario nadaría entre tiburones si 'Cholo' se lo pidiera.
¿Diferencias? Muchas. ¿La principal? Que Simeone se viste por los pies. "Koke es un jugador buenísimo" y va y lo pone tres partidos seguidos. "Raúl García es uno de los tres mejores llegadores de la Liga" y titular dos partidos marcando dos goles. "Diego Costa nos va a dar mucho" y vaya si da. Mensajes que manda en el vestuario y que certifica en la pizarra. Este año en el banquillo hay un buen entrenador y un profesional leal a su vestuario.
El mejor ejemplo es cómo llega el autobús del Atlético a cada campo. Música a tope, buen ambiente y golpes en las lunas tintadas del bus. Parece más el autobus de un colegio de niños a punto de llegar al zoo que un equipo que se juega los cuartos en hora y media. Quedan atrás las caritas por no jugar o los malos modos para el entrenador de turno que te lo prometido todo y no te da ni los buenos días. Todos animan, todos se sienten un EQUIPO.
Los jugadores saben que Simeone no les dejará tirados y Simeone sabe que sus jugadores se partirán la cara por el tipo que le ha lavado la cara al club. Tanto, que hoy nadie duda de que el Atlético es, como mínimo, favorito para ser tercero.
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